17 junio 2017

Refrito del sábado: hotel, dulce hotel


Esto lo escribí el 13 de junio del 2004, es decir hace unos 13 años atrás, cuando me dedicaba a los negocios raros, viajaba a Iquique muy seguido y pasaba buena parte de mi vida en hoteles. Un recuerdo de los viejos tiempos en que me tenía que levantar temprano y a veces hacer como que trabajaba, lo único que no ha cambiado desde entonces es mi mala suerte, todo lo demás ha cambiado, menos eso

Hotel, dulce Hotel estuve de viaje en Iquique la horrible, mi muy querida ciudad de donde guardo tan lindos recuerdos, un viaje lleno de problemas porque como ustedes saben, las cosas malas pasan de a tres, claro que esta vez fueron cuatro o más. En fin, todo esto me sirvió para acumular buena suerte futura porque -como supongo que también sabrán- después de tres malas vienen tres buenas, deberá cumplirse el karma hasta que la balanza se equilibre y vuelva a su estado natural.

Una cadena de errores, partiendo con mi brillante idea de viajar en bus; como cada día viaja menos gente los buses tienen pésima mantención y van quedando los más antiguos. En el viaje de ida a mitad de camino comenzó a fallar la caja de cambios cosa que noté en seguida por los intentos del chofer para colocar tercera en las bajadas de las cuestas. Menos mal que los frenos iban bien porque parar esa tremenda masa en una cuesta de 21 kilometros no es cosa de broma. En los años que viajé ví demasiados buses destrozados al fondo de la quebrada como para no preocuparme.

Luego en Iquique estaba sacando el auto que me había prestado un amigo y le quebré el parachoques mientras intentaba una maniobra de marcha atrás en una pasada estrecha. Todo un drama encontrar un parachoques nuevo, colocarlo, pintarlo y etc. etc. La peor parte fue cuando creí que no iba a encontrar el repuesto, pasé un día amargo como dicen los peruanos.

Para sacudirme la mala onda (porque fueron varios problemas más) recurrí a una superstición que tenía cuando chico; me coloqué la polo al revés y llamé a mi socia Fabiola para que salieramos a tomar unas cervezas y así matar el chuncho. Bueno, apareció con una amiga super simpática que yo no conocía, saludos Romina, lo pasamos muy rebien, ah y nunca más aspires el humo de un cigarro puro, acuerdate que eso hace mal.

Llegué al hotel de siempre, que ya es como mi tercera casa (hotel, dulce hotel) porque me regalonean bastante. Pero como no me gusta la rutina la próxima vez que vaya me voy a cambiar a algún lugar donde no haya ido nunca, me carga comer o dormir siempre en un mismo lugar, cuando estoy de viaje prefiero la aventura aún cuando se trate de un viaje tan piñufla como la ciudad de Iquique.

Pero a la vuelta la mala suerte no había terminado, en la pampa el bus sonó como que algo se rompía y al poco rato debieron parar con el motor recalentado, se había roto la bomba de agua y la correa así es que no había caso de seguir. Una hora y media después llegó un bus de reemplazo a recogernos. Salimos a las 15:00 hrs y llegamos a Arica a las 21:30, toda una odisea, yo por supuesto echando maldiciones por no haber viajado en mi fiel CRX.

Se pueden decir muchas cosas feas de la ciudad de Iquique, pero para el que sabe mirar se da cuenta de la fascinante rapidez con que ocurren los cambios allá, Iquique es la típica ciudad minera sujeta a cambios sociales violentos a cada rato. Un Alcalde loco que hace y deshace construcciones según el humor con que se levanta, negocios que aparecen, crecen desmesuradamente y se arruinan en menos de un año, en fin, una crónica de Iquique sería super interesante tal vez por eso hay tan buenos cronistas en esa ciudad, solo falta que comienzen a aparecer por Internet.

Una de las cosas que me asombraron es como los peruanos se han ido tomando silenciosamente la ZOFRI, en el rubro automoviles son los sucesores de facto de los pakistaníes y así es como vemos familias completas que arriendan un galpón donde el papá es el gerente, el hijo vendedor y la mujer es secretaria. Hasta se traen al mozo que oficia alternativamente de guachiman (watch-man) y mecánico. Para donde uno vaya se encuentra con mecánicos y desabolladores peruanos que, hacen filas en las casas de cambio para mandar sus 25 dólares semanales a su familia en la madre patria. Si eso no es integración no se me ocurre un mejor ejemplo.

2 comentarios:

  1. Estuve en Iquique casi dos dias y medio, como fue por una razon específica (mi hermano SOM OS9 se casaba finalmente), con suerte me pude pasear por la ZOFRI que al menos en el rubro electrónico la llevan los hindustaníes (India). Ahi compré una powerbank a $3.500 CLP y quien me atendió, era impresionante el parecido con Apu de Los Simpson.

    Lo que me decepcionó fue que la zofri dejó de ser una "picada" para comprar cosas baratas, pues están casi al mismo precio que en santiago. Lo unico que vale la pena traer de allá es el bendito licor.

    El estar en un mismo lugar, cansa... pero Iquique tiene cosas más interesantes que conocer... al menos para mi que estuve 3 dias solamente.

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  2. A pesar de que hablo pestes de Iquique muchas veces, es un lugar que quiero muchísimo. Pasé muchos de mis mejores años en come-burrilandia

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"